viernes, 6 de noviembre de 2015


LEUCEMIA DE CELULAS PELUDAS O TRICOLEUCEMIA

INTRODUCCION
La tricoleucemia es un síndrome linfoproliferativo crónico infrecuente, en el cual una población de células peludas con rasgos fenotípicos y morfológicos típicos infiltra la medula ósea y el bazo.
Se caracteriza por la presencia en sangre periférica de células linfoides B maduras con citoplasma amplio con prolongaciones, así como infiltración linfocitaria difusa de la médula ósea y de la pulpa roja esplénica.
En la mayoría de casos  es de origen B, aunque se han descrito algunos casos raros de LCP con marcadores T positivos. Típicamente, los linfocitos son de tamaño pequeño-mediano, núcleo de cromatina reticulada, sin nucleolo evidente, y abundante citoplasma de color azul pálido con prolongaciones.
Es una enfermedad rara que representa únicamente el 2-4 % de todas las leucemias. La edad media de presentación es de 50 años, la relación hombre: mujer es de 5:1 y su etiología es aún desconocida.

Los síntomas de  no son específicos y pueden parecerse a los de otras enfermedades. Las células peludas se acumulan  en la médula ósea, el hígado y el bazo (probablemente sea  donde estas células crecen o sobreviven mejor) y hay muy  poca afectación de los ganglios linfáticos.
Los dos hallazgos más importantes que establecen un  diagnóstico son:
1.- Agrandamiento del bazo
2.-Disminución inesperada en los conteos de células  sanguíneas normales
Durante el curso de la enfermedad, la producción de células sanguíneas normales se ve interrumpida por la acumulación de células peludas en la médula ósea. Los pacientes podrían tener “pancitopenia”, produciendo anemia de tal forma que estos estan cansados, pálidos o con falta de oxigenacion por el conteo bajo de glóbulos rojos. Con la concentración baja de plaquetas sanguíneas, el paciente  podría tener moretones en la piel por una lesión menor o incluso sin lesión. Los pacientes con niveles bajos de glóbulos blancos corren un riesgo mayor de infección. La esplenomegalia está presente en el 80% de los casos. En situaciones excepcionales la LCP puede manifestarse con afectación ósea, vasculitis, síndrome nefrótico y artritis.
El pronóstico de la LCP ha mejorado en los últimos años como resultado de un diagnóstico más temprano de la enfermedad y de su mejor tratamiento. La supervivencia a 4 años es actualmente del 80%.
Los hallazgos de laboratorio más frecuentes en la LCP son anemia, neutropenia y trombocitopenia. La monocitopenia es una constante. Además puede encontrarse una elevación de la fosfatasa alcalina leucocitaria y del volumen corpuscular medio de los eritrocitos (>100 fl).
En la mayoría de ocasiones, puede hallarse una proporción variable de células peludas en sangre periférica. Estas células presentan bordes irregulares con finas proyecciones citoplasmáticas, citoplasma gris-azulado y núcleo excéntrico. Con el microscopio electrónico, las células peludas muestran finas proyecciones citoplasmáticas, un núcleo irregular con un pequeño nucléolo, y pueden presentar inclusiones citoplasmáticas conocidas como complejos ribosoma-lamelares.
El Inmunofenotipo en sangre periférica nos muestra una población de linfocitos B positivos para CD20, CD22, CD79b, FMC7, CD11c, CD25, CD103 y CD123; con negatividad de CD5 CD10 y CD23. Mientras que el Inmunofenotipo de médula ósea presenta una población de linfocitos B con restricción de cadenas kappa, que expresaba los marcadores CD19, CD11c, CD20, CD22, CD25, CD79b y CD103. Los marcadores CD5, CD10, CD23 y CD123 seran negativos.
En cuanto a la prueba citoquímica clásicamente se ha empleado para el diagnóstico la fosfatasa ácida tartrato-resistente.
Una biopsia de médula ósea es importante para establecer el diagnóstico. La médula es, en general, hipercelular. Los hallazgos más característicos son una infiltración parcheada por células peludas y un incremento significante de fibras de reticulina (lo cual explica las dificultades para el mieloaspirado). De todas maneras, puede hallarse una médula hipocelular, lo que obliga al diagnóstico diferencial con anemia aplásica.
La infiltración del bazo es principalmente a expensas de la pulpa roja, lo cual ayuda en el diagnóstico diferencial con otros procesos linfoproliferativos que básicamente afectan la pulpa blanca (p.ej., linfoma esplénico con linfocitos vellosos).
Existe una  LCP variante donde hay una serie de hechos que la distinguen de la forma clásica de la LCP. La morfología de las células leucémicas es intermedia entre las células peludas y los prolinfocitos, con un citoplasma abundante y basófilo con proyecciones vellosas, y un núcleo central con nucléolo prominente. Las células son positivas para fosfatasa ácida pero, a diferencia de la LCP clásica, son tartrato-sensibles. 
Al margen de éste cuadro clásico se ha descrito que la LPC variante o Tricoleucemia variante,  afecta fundamentalmente a mujeres,  y presentan una menor fibrosis en médula ósea y además, a nivel estructural, carecen de complejos ribosómicos lamelares característicos de la tricoleucemia clásica.
No todos los pacientes con LCP precisan tratamiento. Aproximadamente un 10% de los pacientes cursan con una enfermedad indolente o totalmente asintomática que puede ser seguida sin tratamiento hasta que se observe progresión. Los criterios para instaurar tratamiento incluyen anemia (Hb < 10 g/dl), neutropenia (granulocitos < 1.000/microlitro), trombocitopenia (plaquetas < 100.000/microlitro), esplenomegalia sintomática, infecciones recurrentes, enfermedad extralinfática, complicaciones autoinmunes o presentación de la enfermedad en fase leucémica.
El tratamiento consiste de esplenectomía y el alfa-interferon, que habían sido los tratamientos clásicos, pero están siendo reemplazados por la 2-CDA y la deoxicoformicina (pentostatina). Sin embargo, todavía existen indicaciones quirúrgicas para pacientes con esplenomegalias gigantes. Con la administración de 2-CDA a dosis de 0,085 a 0,1 mg/día durante siete días se obtiene un 75-85% de respuestas completas. Con la misma droga administrada a razón de 4 mg/ iv cada dos semanas se obtienen entre el 33 y el 89% de respuestas completas.
Los factores predictores de respuesta puede ser el nivel de hemoglobina, edad joven, y ausencia o presencia moderada de esplenomegalia. La 2-CDA administrada en una infusión de dos horas o bien subcutánea parece ser tan efectiva como la infusión continua. De todas formas, incluso cuando se consigue una remisión completa por criterios clínicos y hematológicos claros, puede hallarse enfermedad mínima residual en médula ósea mediante estudios inmunohistoquímicos.